Hacer fiaca

No hacer nada.
Puedo afirmar que eso me gusta y a veces lo practico. Quizás le llamo no hacer nada a estar un buen rato mirando el cielo, las estrellas, las nubes pasar.
No hacer nada a veces puede ser estar sentada en un cafecito mirando y observando la gente pasar, disfrutando de ese aroma intenso de cafetería de barrio, sin mirar la hora, sin celular sonando, sin un libro abierto para leer. No hacer nada, solo mirar, descansar, observar, sonreir sin pensar en que alguien pueda estar mirando, suspirar, estirarme, levantar mis brazos, respirar aire...llenarme de ocio, espacio.

Lo que me gusta de "hacer fiaca" es esto de conectarse con cosas que pasan desapercibidas en el ritmo enloquecedor en el que nos movemos diariamente. Levantar la mirada mientras viajás en colectivo, descubrir un estilo arquitectónico que siempre allí estuvo pero que, tapado de carteles y negocios modernos, se fuga hacia arriba con la esperanza de que alguien los rescate aunque sea para vivir un rato en su mirada.

Mi madre siempre fue de esas mujeres que no pueden estar un minuto quietas, el ocio es una palabra prohibida y que suele enojarla cuando se la menciono. Para ella alguien puede ser feliz si hace muchas cosas, si está en movimiento continuo.
Y es por eso que por mucho tiempo fui fiel a su mandato suponiendo que así debía ser y vivía trabajando, estudiando, con agenda completa entre clases de guitarra, canto, club, tenis. Luego más adelante en épocas de facultad, seguí trabajando, yendo al gimnasio y obviamente las interminables entregas de Diseño que ocupaban gran parte de mis madrugadas que con mis fieles amigos el café y la radio solían hacerse más llevaderas.
Mucho tiempo después, dejaba parte de mi vida en el trabajo, horas extras, reuniones, viajes, más reuniones, presentaciones, tiempos que se llenaban con situaciones que luego me di cuenta eran improductivas y que solo respondían a estereotipos marcados por una sociedad en donde las reuniones debían ser largas y lejanas a lo expeditivo y concreto. No me daba cuenta pero era una vorágine que solo se pudo parar con un aviso por parte de mi salud, de mi cuerpo, de mi mente.

Cuando estás ahí, corriendo con los tiempos, las entregas, las reuniones, las horas extras, no te das cuenta que también hacer muchas cosas no es sinónimo de salud, de felicidad. Cuando tuve que hacer descanso obligatorio por salud me di cuenta que tampoco estaba orgullosa de la situación y sentía caerme desde un precipicio.

Por eso, desde aquella lejana vez, siempre tengo presente que es importante saber lo que a uno le gusta, lo que uno quiere, recordarlo es importante para la vida y para ser feliz. Porque la vida es mucho más del "deber hacer"... y es bueno reservarse cierto tiempo para no hacer nada.
Llegar del trabajo, y esparcirme en el sofá, piernas arriba, un rato no más ya me recupero, ya me esboza una sonrisa. No siempre se puede pero es bueno practicarlo.
Yo lo considero una excelente inversión para mi salud y mi mente; y por eso, sin abusos, lo recomiendo, sobre todo en estas épocas en donde el año ya nos aplasta y las ganas de largar todo agobia y uno comienza a pensar en las vacaciones. Pues esta es una manera de ir acercándose a esos momentos de relax.

¿Y uds.?¿son de hacer fiaca cuando pueden?¿qué les gusta "no hacer" en esos momentos?.

Saludos

Sophie


UPDATE 29/11: Idea robada con una sonrisa a mi bloggyamigo John.
Ayer me di cuenta que hablando de fiaca, reconozco que ME DA FIACA LEER LOS POSTS QUE SON LARGOS así que todos los que no opinan ni comentan porque les da fiaca sepan que los entiendo :-) Besos